Relación entre contaminación y salud

La contaminación está vinculada con la salud.

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Por ello, entre otros, se articulan protocolos de restricción del tráfico que se activan en las principales ciudades del mundo para contrarrestar los efectos de la alta contaminación, sobre todo en la época de escasez de lluvias. 

En diversas ciudades europeas es difícil acceder al centro con vehículos particulares, como es el caso de Londres, donde hay que pagar un “peaje” para circular por ciertas zonas.

La razón de estas restricciones es mantener la calidad del aire en unos niveles adecuados para nuestra salud. De hecho, la atmósfera, es decir el aire que respiramos, contiene una serie de elementos que no nos hacen mucho bien. Los más comunes en las grandes ciudades son el dióxido de nitrógeno y las PM 2,5 µ (el dióxido de azufre ha descendido 78% desde 2000 en Europa y el ozono solo aumenta cuando se eleva la temperatura y los días soleados). Cuando están elevados entran en marcha los protocolos para restringir el tráfico, porque esos contaminantes se generan, sobre todo, en la combustión de los carburantes.

¿Qué efectos tienen estos elementos en nuestra salud?

Respirar estos elementos contaminantes hace que aumenten las enfermedades respiratorias. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 72% de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación del aire exterior en 2012 eran por cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular, sobre todo debidas a las partículas más pequeñas (PM 2,5 ó <1 µ) porque pasan a los alvéolos y de ahí llegan a la sangre, el 14% se debían a neumopatía obstructiva crónica o infección aguda de las vías respiratorias inferiores, y un 14% al cáncer de pulmón.

Cuando el aire que respiramos no está limpio hay un incremento de las visitas a Urgencias, que se saturan con personas que tienen problemas para respirar. Al entrar los elementos contaminantes por nuestra nariz, producen daños en el sistema respiratorio y pueden aparecer molestias tales como dificultad para respirar, sensación de que nos falta el aire, estornudos, lagrimeo, tos, cansancio, sequedad en las mucosas,… un gran número de síntomas que dependiendo de cada uno se pueden manifestar en menor o mayor grado.

De hecho, está constatado que en los meses de invierno, cuando hay un aumento de partículas contaminantes, se produce un incremento de las enfermedades respiratorias y son más frecuentes las visitas a urgencias como consecuencia de neumonías o exacerbaciones bronquiales. Los ingresos hospitalarios de pacientes con enfermedades respiratorias crónicas se disparan.

Pero esto puede ir a más. Tal y como detalla la OMS, la contaminación ambiental no solo pone en peligro nuestro sistema respiratorio, que se dé un aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer, sino también,  otras enfermedades: afecta a la fertilidad, al embarazo, a los niños pequeños, está relacionada con la diabetes, la obesidad, el envejecimiento, la demencia senil y otras enfermedades.

Por eso, cuidar del medioambiente es cuidar también de nuestra salud. Hay que tener presente que más del 75% e incluso del 98% en zonas urbanas del dióxido de nitrógeno del aire, uno de los mayores contaminantes, es producido por los tubos de escape de los coches. No es raro ver en alguna de las grandes urbes en días de alta contaminación que la gente vaya con mascarillas. Se trata de un hecho mucho más común en los países orientales, pero que poco a poco va imponiéndose en ciudades occidentales.

Para intentar reducir los niveles de contaminación, la OMS ha puesto en marcha una campaña a favor del aire limpio que pretende concienciar a las personas de que la contaminación es un “asesino silencioso” que está presente en todas partes y del gran impacto que tiene en la salud. 

Aunque los problemas de salud más destacados se den en los días de alta contaminación, respirar aire poco saludable tiene unos efectos a largo plazo en la salud que se traducen en un gran número de muertes evitables. 
Con gestos sencillos como dejar el coche en casa y utilizar el trasporte público o la bicicleta, se contribuye a mejorar el aire que respiramos.

Porque la contaminación del aire es un problema que hay que solucionar entre todos, cada uno en la medida de sus posibilidades.